En el pasado GRAF de Barcelona descubrí los fanzines de Marta Cartu, publicados bajo el sello de Alma Nómada. Me llamaron tanto la atención que me llevé todos ellos, y los disfruté mucho. Los lectores de este blog saben que en la medida de lo posible intento hablar rápidamente de los fanzines que descubro, sobre todo porque si se deja pasar mucho tiempo pueden agotarse, pero la locura de trabajo que he experimentado durante todo este año me ha ido obligando a retrasar este post. Confío en que aún pueda servir para que quienes no han leído ninguna de sus obras se acerquen a Cartu, cuyos fanzines siguen disponibles.
A veces, Marta Cartu practica una autobiografía introspectiva, y poética, en ocasiones, cargada de simbolismo gráfico e ideas sugerentes. Como es casi prescriptivo en los fanzines, se centra en historias cortas en torno a pequeñas reflexiones, hechos cotidianos aparentemente nimios, o, a veces, ciertos toques fantásticos u oníricos. Su dibujo, puede modularse en diferentes estilos, aunque en sus obras más antiguas predomina un trazo suelto y orgánico, con texturas irregulares y viñetas trazadas a mano alzada. Sin embargo, cada uno de sus fanzines tiene su propia personalidad, y ofrece algo específico que lo diferencia de los demás, incluso con objetos que los acompañan como parte de la obra y su discurso.
Capas (2014-2015) es uno de mis favoritos. Es un pequeño cuadernillo en A6, que se vende acompañado por un bulbo —que aparece, a su vez, en las páginas del fanzine— en el que Cartu comienza mostrando algunas anécdotas aparentemente banales, como su búsqueda frustrada de una sudadera, que dan paso a reflexiones más generales acerca de su propia identidad y su dificultad para encajar en situaciones sociales. También son importantes sus ideas sobre el arte e, incluso, la política en su relación con la ciudadanía —unas páginas están dedicadas al referéndum sobre la independencia catalana del 9 de noviembre de 2014—. Finalmente, Capas deriva a una reflexión sobre la autobiografía dibujada como herramienta para conocerse a sí misma. El pequeño tamaño del cuaderno y el dibujo que emplea Cartu son las herramientas ideales para lograr una agradable sensación de intimidad, y sus metáforas gráficas son magníficas herramientas para comunicar sus ideas sin abusar del texto. Se aprecia la influencia de Juanjo Sáez, a quien, de hecho, cita en determinado momento.
Todos estos rasgos ya podían verse, en cierta forma, en un fanzine anterior, Oficial de nada (2011), en el que Cartu ofrecía una disertación personal más concreta, sobre su futuro profesional. Por medio de dibujos sencillos que ocupan el centro de las páginas y un tono tan cercano como el de Capas e incluso más espontáneo —se intuye que no hubo mucha preparación previa—, la autora habla de una incertidumbre común a muchos jóvenes españoles de la era de la crisis, en formación constante y trabajos precarios. En su caso, sin embargo, hay una falta de pretensión interesante, frente a la presión familiar: «es que creo que no quiero ser la mejor».
En Perestroika y otras historias se reúnen páginas producidas desde la época del anterior fanzine, 2011, hasta 2016. Tras una portada preciosa, encontramos relatos breves, de una o dos páginas la mayoría, que alternan castellano y catalán y varían mucho en estilo gráfico. Hay algunas que reflejan pequeños hechos cotidianos, ideas o pensamientos íntimos, casi como si fuera un dario personal donde anotar, mediante dibujos, esas cosas llenas de significado que ocurren a veces. Otras son más simbólicas, e, incluso, alguna página se sumerge en la abstracción. Otras se ambientan en la naturaleza y le sirven a Cartu para moverse en un registro más realista. En suma, el cuadernillo supone una hoja de ruta interesante para conocer el universo de Cartu, pero lo mejor está por llegar.
Gotelé (2016) es una historia de once páginas impresa en folios de color rosa, que se acompaña de un pedazo de cerámica del mismo color, que reproduce la textura del gotelé real. Eso ya supone una primera sorpresa; lo que encontramos después es una historia típica de precariedad: una pareja joven, profesores, cuyas expectativas en la universidad se vieron frustradas por la crisis económica, y que sólo a base de trabajo mal pagado han conseguido hipotecarse. Todo esto se narra de un modo rápido y funcional, que resulta, de hecho, demasiado obvio y estereotipado… Hasta que llegamos al giro final, lo que sucede cuando la pareja llega a su nuevo hogar con la intención de desprenderse del gotelé de sus paredes… A nivel gráfico, supone una interesante depuración del estilo, que también se va a apreciar en la siguiente obra comentada.
¡Pum! (2017) es, hasta donde sé, la obra más reciente de Marta Cartu; se trata de una reflexión sobre la práctica del skate, relacionada con el rol de las mujeres, desarrollada en páginas de un atractivo bitono azul y amarillo, con una importancia central de las formas geométricas e, incluso, abstractas. En este caso, las ideas están expuestas de manera más concisa y menos subrayada que en Gotelé, porque no existe ese giro sorpresa al final, sino, más bien, una idea poderosa —el skate como actividad liberadora y empoderadora— desarrollada tanto a través del texto como del dibujo. El skate toma el espacio público y se relaciona con el nomadismo, frente al rol tradicional apegado al hogar; la relación entre el objeto y el sujeto y la mujer y el espacio público son otros temas que aparecen en este fanzine que, además, incluye una lámina de papel lija, al modo de las que se emplean en las tablas de skate, que puede verse —y tocarse— a través de una abertura romboidal en la cubierta. De todas sus obras, creo que ¡Pum! es la más atractriva y redonda.
Sin embargo, aún queda una más que pude adquirir en la mesa de Alma Nómada durante el GRAF de Barcelona: The Big Decision of Bubble Girl, un minicómic en blanco y negro sin fechar que narra una pequeña historia ambientada en lo que parece un páramo, protagonizada por Bubble Girl y una especie de hombre o mujer con cabeza de pájaro. El tono melancólico y los personajes bizarros recuerda a la obra de autores como Alberto Vázquez, aunque aquí la intención no parece ser tan alegórica como en su caso; Cartu se mantiene en el terreno de lo simbólico, y no parece haber en la historia ninguna moraleja, sino, más bien, la expresión de un sentimiento íntimo. Como en el resto de sus fanzines, pero aquí a través de una vía menos directa. Se trata de otra interesante muestra del talento de la autora y su capacidad para investigar en territorios diversos, no sólo en lo temático, sino también en lo gráfico, porque aquí adopta un registro muy diferente al de los dos fanzines anteriormente comentados.
Todos los fanzines de Cartu pueden encontrarse en la web de Alma Nómada; además, estará presente en el GRAF de Madrid, que puede ser una buena oportunidad para descubrir su obra.
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