Val cabalga de nuevo.

En enero de 2006 empecé a leer Príncipe Valiente por primera vez en mi vida. Y quedé fascinado para siempre. Por su épica romántica, por su sentido de la aventura, por la profunda reflexión que había en cada página acerca del ser humano y del paso del tiempo. Por sus personajes sólidos y matizados, increíbles en la época en la que se produjeron esas páginas. Y por supuesto, por el dibujo de Harold Foster, por el trabajo y dedicación infinitas en cada plancha, por su línea, por su documentación, por su manera de componer las escenas con un sentido casi velazquiano, por su habilidad para capturar el gesto, la expresión más nimia. Y todo esto fue posible en una edición, por decirlo suavemente, muy irregular. Los fascículos de Planeta reproducían el viejo color de las primeras ediciones de Fantagraphics, llenas de colores planos, coloretes en las mejillas, tintas quemadas y figuras ocultas tras manchas de color infames. Del color informático de los tres primeros tomos prefiero no hablar. El tamaño era además excesivamente pequeño, lo que conllevaba una reducción del texto que, me di cuenta después, robaba líneas enteras. La traducción tampoco era la más adecuada, a mi juicio. Y aún así, la calidad de la serie soportó todo eso. Pero he aquí que en diciembre de ese mismo año, Manuel Caldas, de cuya edición en portugués se hablaba maravillas, se lanzó a la publicación en castellano. Sé que es un tópico, pero fue tal cual: leer el primer tomo fue como descubrir la serie por primera vez. Los infinitos detalles que el mayor tamaño y sobre todo la minuciosa labor de restauración de Caldas descubrían eran increíbles. Tras el segundo volumen, cuestiones de derechos de las que no tiene sentido hablar ahora impidieron su venta en las tiendas. Caldas siguió adelante, con un número cada vez más menguante de compradores, sin ganar dinero y —sospecho a título personal— perdiéndolo con algún volumen. Hasta que en el sexto volumen se acabó lo que se daba. Era 2008 y Caldas no pudo conseguir los derechos de los siguientes años de la Sunday.

Caldas nos dijo que seguiría insistiendo, que no se rendía. Y yo confié tanto en él que incluso me deshice de la edición de Planeta. Bien, pues tres años después, aquí estamos de nuevo. Lo ha conseguido. Han cambiado las condiciones: el nuevo volumen de Príncipe Valiente proviene de una editorial uruguaya, La imprenta, y cambia el diseño de cubierta. Pero, si alguno está leyendo esto y duda si comprarse este tomo teniendo el resto, tranquilo: por lo demás es IDÉNTICO. Mismo tamaño, misma labor restauradora de Caldas, misma traducción de Rafael Marín, mismo diseño de Jesús Yugo, misma rotulación de Caldas e hijos. Y la serie, por supuesto, sigue allí donde se quedó el sexto volumen.

Pero es inevitable abordar la cuestión del color. El color en Príncipe Valiente se ha convertido en un laberinto lleno de especificaciones técnicas, opiniones de todo tipo y fuentes diversas que podrían utilizarse. Se han escrito toneladas, virtuales y reales, de líneas sobre el tema. Yo soy de la opinión de que si una obra se publicó en color originalmente, la reedición perfecta ha de ser en color. Y a poder ser, el mismo que en el original. Por eso me encantan los tomos que está sacando Diábolo de material de terror de los años 50. Ésa es la manera perfecta de reeditar un clásico. Ahora bien, en el caso de Príncipe Valiente… es más complicado. Cuando Caldas empezó su edición, en castellano sencillamente no había ni una con un color decente. Y sinceramente, entre un color que machaca completamente la línea y ninguno, elijo ninguno. En este caso, subrayo. ¿Por qué? Pues porque para mí Príncipe Valiente es una anomalía en la historia del cómic. Una gloriosa anomalía. Habría sido terrible que se hubiera convertido en modelo narrativo. Pero como excepción, como obra única, me parece perfecta. Príncipe Valiente está para muchos en la frontera de lo que es o no es cómic. Para algunos incluso no lo es. Y razones tienen para pensarlo. Pero para mí lo importante es que Príncipe Valiente funciona, y no sería lo mismo con otras técnicas narrativas. Pero vuelvo al color. De alguna forma, esa excepcionalidad se traslada a una cuestión que, generalmente yo tengo muy clara. Creo que Foster pensaba en el color cuando dibujaba sus planchas, por supuesto. Pero no sé si hubiera preferido publicarlas en blanco y negro; sí que en blanco y negro lo que vemos es un dibujo perfectamente acabado. Y creo que recuperar la línea original de Foster —en este caso, insisto— bien vale la renuncia a un color que, por otra parte, tampoco es el original. Si lo fuera, sería otra cuestión.

Por supuesto, nunca calificaría esta edición de Príncipe Valiente de definitiva. No puede serla sin color. Tampoco Caldas lo hace; él sabe que el color es irrenunciable en cualquier edición que se pretenda definitiva. Pero no cualquier color. Mientras él seguía adelante con su edición en blanco y negro, han ido apareciendo otras opciones con un color, al fin, al menos aceptable y en algún caso muy bueno. Un color que no tapa, que no mancha el trazo y que se acerca al original, y que ha abierto un debate saludable y necesario. Pero esa posibilidad no existió en 2006. Lo ideal, creo, sería un color lo más cercano posible a las páginas originales de periódico que se conservan con el trazo restaurado de Caldas: sin ir más lejos, es por lo que se apuesta en el excelente número especial de la revista CHT, que le dedica una parte importante al color.

Tengo claro que tarde o temprano compraré una edición en color de Príncipe Valiente. Quizás no la definitiva, que va camino de ser un santo grial, pero sí una que se acerque. Pero también sé que seguiré comprando la versión Caldas como complemento perfecto a esa edición canónica que algún día tendremos en las manos, y como la mejor manera de ver un aspecto concreto del trabajo de Foster que me apasiona. Y porque no puedo hacer menos ante la pasión, el amor y el trabajo de Caldas y sus colaboradores. Y porque, por una vez, han ganado los buenos.

Nueva dirección para hacer pedidos: a.costa.IMPRENTA@adinet.com.uy


18 respuestas a “Val cabalga de nuevo.

  1. Tema peliagudo, el del color. Peliagudo más que nada porque el purismo puede llegar a rozar unos extremos delirantes. Yo parto de la base de que el tebeo original es el tebeo publicado. El Príncipe Valiente se publicaba en periódicos, en muchos periódicos distintos. Es lógico y razonable que, al utilizar distintas imprentas y distintos tipos de papel, los colores no fueran exactamente iguales en todos los periódicos, por lo que las discusiones sobre «este color es un poco más apagado o demasiado estridente» son un poco absurdas. Pero no sólo eso. Dentro de un mismo periódico, si la tirada era muy grande, también podía haber diferencias entre las primeras páginas impresas y las últimas. De manera que ni siquiera los lectores de un mismo periódico se encontraron con un mismo «color original». ¿Cuál es la buena, la «original»? ¿La edición que leyeron los compradores de The Herald Tribune o la que leyeron los del Chicago Observer? (No tengo ni idea de si estos periódicos publicaron El Príncipe Valiente, es un ejemplo). Todas ellas son ediciones originales.

    Y no entro en el tema de «las pruebas de Siracusa» porque ya alcanzamos unos niveles delirantes.

    En cualquier caso, la edición de Fantagraphics, por ejemplo, tiene muy buen aspecto y da la sensación de que se acerca lo suficiente a la publicación original. Imaginemos que todavía queda un grado de refinamiento para alcanzar esa edición «definitiva» (que, como digo, creo que nunca puede serlo, porque el original es múltiple y variable). ¿Piensa alguien que va a descubrir un nuevo Príncipe Valiente? ¿Que lo va a disfrutar mucho más? Una cosa es discutir sobre blaco y negro y color, y aquí estoy de acuerdo contigo en que la edición ha de ser en color, pero otra cosa es ponerse estupendo con el último matiz cromático.

    Para mí, sinceramente, la edición de Fantagraphics es lo suficientemente definitiva.

    (Y todo esto sin entrar en el tema de que la edición definitiva pasa por ser una edición en inglés. Para un purista, traducir el texto y prescindir de la rotulación original debería ser tan sacrílego como «traducir» los colores, ¿no?)

  2. Muy de acuerdo con todo lo que dices. En el momento en que no hay un único color original (entendiendo por original el que llevaba la primera reproducción de la obra), no nos vamos a poner de acuerdo jamás. Supongo que lo más coherente es seguir las indicaciones de color de Foster y dar un nuevo color que las respete (sin photoshopadas, claro). Pero sí, la ed. «definitiva» precisa del color. Ahora, lo que creo que es que la edición de Caldas, para apreciar los detalles del trazo de Foster, es insuperable, es un magnífico complemento, y yo la disfruto muchísimo. Para mí lo ideal en el futuro será tener una edición en color buena (no he visto aún la de Fanta, pero parece tener muy buena pinta), en inglés (porque ahí estoy de acuerdo contigo) y la de Caldas, en B/N y castellano. Creo además que PV es una obra en la que hay tantas opiniones que hay sitio para ediciones muy dispares, incluso para ed. «de batalla» para gente que sólo quiere conocer la obra de un modo cuanto más barato mejor.

  3. Y por eso mismo yo estoy comprando la edición de Caldas, la de Fantagraphics y la de Planeta-Bocola. La primera me da una definición de línea perfecta y un tamaño satisfactorio. De la segunda obtengo la versión original sin traducir, un buen color y, a partir del tomo tres, una impresión muy buena. La última versión me ofrece un color alternativo no tan chillón y la mejor edición que se puede encontrar ahora mismo en español y en color. Lo que me tiene bastante frito es la eterna gansada de si Prince Valiant es un cómic o no. Me da absolutamente lo mismo. Como si queremos decir que es un filete ruso.

  4. Ésa es la cuestión. Yo si tuviera espacio tendría más ediciones, claro. Hay que entender, o al menos yo lo entiendo así, que la ed. de Caldas es para gente que conoce bien la serie y quiere tener ese plus, no es para el público masivo, digamos. Recordemos que antes de interrumpirse éramos poco menos de 300 tíos.

  5. Magnífico texto, como siempre. Yo ando comprando la edición que está sacando Planeta. Baste decir que compré el primer tomo para probar y ya no he podido parar. Me he enamorado del Prícipe Valiente.

    ¿Qué opinión os merece esta edición a los que conocéis otras? Tengo entendido que la rotulación no es como la original, pero no sé que más cambios hay.

      1. Muchas gracias por el enlace. Muy interesante.

        Parece pues, una edición notable para el lector de cómic medio, alguien que quiere, como dices, la mejor edición en español y color, como es mi caso.

        La verdad es que estoy disfrutando muchísimo con la serie, me parece fasciante, y en cuanto a la presentación, coincido contigo en que podría haber sido (mucho) más elegante.

        Lo único que no termina de convencerme son los artículos de cada tomo. Me parecen demasiado generales, demasiado vagos. En una edición de estas características me gustaría ver unos textos más especializados y concretos, aunque tuvieran una extensión de varios tomos, porque, desde luego, en 4 páginas no puede explicarse mucho. Ayer, sin embargo, leí el del tomo de 1942 y me pareció que mejoraba considerablemente los anteriores, espero que a partir de aquí vayan a mejor.

  6. yo estoy pillando la de Planeta Bolocla, no a su ritmo de edición sino al mío,llevo cuatro números. He ojeado en «niú yorcs» la fe Fanta, y por supuesto conozco la de Caldas. Me gustó más, aunque hablo de ojeadas, los tonos suaves de Bocola, y estoy contento con la edición, dentro de que todo es perfeccionable.

    Coincido 100% con tu opinión, Watch, y nada más añado. ‘Val’ es a color, a mí me falta parte de su épica sin él, y sí, lo de Caldas es alucinante porque evidentemente recupera la realidad del dibujo de Foster (lo que evidentemente supone un enorme grado de esa épica, quede claro) Y en fin, sobre lo del color, repetiría lo que dice berni y cien cosas más.

    Lo de «restaurar» cómics, como restaurador de arte que soy prefiero no entrar porque te dejo un comentario de catorce folios. Pero básicamente lo que ha pasado al final com PV es, por decirlo de algún modo, el «dance of the gull catcher» de From Hell.
    No es tema para blogs sino para estudios, congresos profesionales, tesis… no sirve para nada bloguear temas técnicos. Para empezar,la «restauración» del cómic intuyo que la practican no-profesionales sin estudios académicos de restauración de restauración y que por tanto desconocen la teoría de la restauración, Cesare Brandi y tal. Y digo más, ni yo soy el más adecuado para hablar del tema porque soy restaurador de escultura. Ni siquiera sé restaurar papel, que estaría (algo) más cerca aunque tampoco, porque el cómic, que no es «bella arte» (no es escultura, pintura/dibujo…), debe instaurar una teoría propia de la restauración partiendo de reconocer su identidad propia. Todo esto suele aligerarse en debates blogueros ridículos, sostenidos en el método Belén Esteban: «yo pienso de que porque opino de qué, MENTIENDES?» Y pensar y creér que, en restauro, es un puto pecado porque te cargas una obra al carecer de fundamentos (ver la actitud infográfica de la famosa «restauración» de Planeta) Además, ¿cómo restaurar un cómic si aún se discute en los «bares» si un códice medieval es o no es tebeo?
    ¿Ves? es que mejor lo dejo, si hasta diciendo que no voy a entrar me tiro parrafadas…

  7. Un factor del que nos olvidamos todos: los cómics de prensa estaban pensados para las masas lectoras de periódicos. Se leían y mucho. No tenían esa componente elitista que le damos con toda esa parafernalia de Siracusa y demás, que al lector medio le traen sin cuidado. La actual edición de Planeta me parece que cumple un requisito que no cumple la de Caldas. Está en los kioscos para ser leida por cuantos mas mejor. No es critica a la labor de Caldas. Quizás sea una critica a mi mismo. Pero una edición para 300 no cumple ese requisito, por mucho que cumplatodos los demás..

    1. Eso es algo que suele pasar y que, muchas veces, los aficionados no entendemos o no queremos entender. Las ediciones de cómics, (como de cualquier otra cosa) antes de nada deberían ser ediciones que atrajesen a la mayor cantidad de público posible, tanto para el bien de la editorial en cuestión como para el bien del cómic en sí. Ediciones que respeten el formato original en su justa medida pero con las concesiones necesarias a la comercialidad. Cuantos más lectores tenga el Príncipe Valiente, más conocido será y es posible que eso repercuta (al menos en parte) en un aumento de compradores de la edición de Caldas.

      Al menos sirve para dar conocimiento y vigencia a un personaje y a un autor que, en muchos casos, no es conocido ni por los amantes del cómic. Todo lo que redunde en ese aspecto bienvenido será.

  8. La edición de Planeta me parece muy digna y al incluir el color, creo que es la mejor que se puede comprar en español. La de Caldas es una maravilla, pero es para entendidos. Planeta ofrece 8 € 1 año frente a los 15 € año de Caldas (inc. gasto de envio). Por la mitad de precio tenemos tapa dura y a todo color. Desde el punto de vista del no especialista la oferta de Plaeta es inmejorable. En mayor medida si el color no está nada mal, es muy respetuoso con la obra de Foster, y el tamaño supera a todas las ediciones anteriores (BURULAN, BO, y B). ¿Que Phantagraphics está mejor?, si pero en inglés. ¿Que Caldas es una maravilla?, si, pero para el que pueda y sepa.

  9. Sobre lo primero que comentas, Emilio, creo que tenemos que tener en cuenta una cuestión: la consideración de la obra de arte cambia constantemente a lo largo del tiempo. Lo que hace miles de años era una herramienta hoy se expone en un museo, el grafiti hace veinte era mero gamberrismo y hoy es arte urbano objeto de exposiciones. Con esto quiero decir que encuentro lógico y natural que lo que en los años 40 era un entretenimiento de mañana de domingo que se disfrutaba y luego se tiraba a la basura hoy sea mucho más. Porque hemos ido descubriendo unos valores que van más allá de eso y nuestra concepción del cómic y de su uso ha cambiado profundamente, Tampoco se conservaban los cómics de Marvel, o las series de manga. El estudio del cómic y su papel en el arte contemporáneo es lo que hace que se recupere, y que se haga, como entiendo que es lógico, en formatos duraderos. PV era una tira de periódicos que efectivamente llegaba a millones de hogares. Pero hoy no puede buscarse reproducir eso, hoy PV se edita para la audiencia actual y los gustos actuales. Es como esos facsímiles con papel casi cebolla que había hace años de series como Hazañas Bélicas, con pésima impresión: me parece un error.

    Dicho todo esto, por supuesto que estoy a favor de que haya ediciones populares de todos los cómics, pero pienso que esto es perfectamente compatible con ediciones para entendidos, como decís (que tampoco creo que sea así del todo; doy fe de que gente que no conocía la serie ha flipado con la ed. Caldas y ha echado pestes de la anterior de Planeta), porque PV ya no es una serie masiva ni puede volver a serlo nunca. Todo es cuestión de que haya mercado para esa edición. O para cualquiera; de la misma forma en que, por ejemplo, uno se encuentra la misma obra literaria publicada en un formato de bolsillo por 9 euros y en edición de lujo con ilustraciones y movidas varias por 50. Diferentes públicos, diferentes mercados.

    Al margen, una cuestión: no es que la edición de Caldas sea elitista, no es para 300… le obligaron a que así fuera. Los dos primeros números se vendieron más que bien, hasta el punto de que están agotadísimos. Si ahora parece algo para sibaritas es porque no hubo más remedio que vender por correo… aunque es evidente que el que busque leer la obra sin más tiene una opción mucho más asequible en la ed. de Planeta, y está genial que así sea, yo me alegro muchísimo de su edición, porque hasta ahora la única forma de tener la serie completa era con la anterior, muy deficiente.

    Gracias por vuestros comentarios, un saludo.

  10. Básicamente estoy de acuerdo con lo que dices. Cuanto mas cuidadada una edición mejor. Pero tanto como una buena edición me alegra ver los kioskos llenos de tebeos y no solo de coleccionables de tacitas, plumas, coches, etc. No se lo critico a Caldas, el comentario es respecto de nostros, no debemos perder la perspectiva, y yo el primero. El análisis que hemos hecho todos de las ediciones de PV es muy bueno, pero no lo resistiría casi ninguna otra obra. ¿Pasaría la prueba alguna otra edición? 5 por infinito. ¿Está bien editado? ¿se respeta el formato original? ¿trae las portadas de la primera edición? ¿han recortado alguna viñeta? ni idea. PV no es el único comic merecedor de ese trato. Hay muchos mas. Y nos los estamos perdiendo.

  11. Otro ejemplo: Todo Los Profesionales. ¿El formato es el idóneo o solo sirve para que tenga el mismo tamaño que Todo 1936-1939 en la estantería? Parece que da igual, total, es de Carlos Giménez y no tenemos ediciones por otros paises para comparar. ¿Y todo Barrio? ¿lo mismo?
    Y las pruebas de color de Mathai-dor, perdidas. ¿da igual siendo un prodigio de colorido como lo es?

  12. Una edicióon magnífica es la de los 12 Trabajos de Hércules, de Calatayud, y nada, igual que los anteriores.

  13. Bueno, la verdad es que últimamente se están publicando muchísimos clásicos, y nos llegan a España bastantes, con suerte dispar en la edición, eso es cierto. Pero hay muy buenas ediciones muy respetuosas. Las que comentas de Giménez, bueno, en realidad es lo que hablamos antes: esas ediciones de batalla tienen un precio ideal para llegar al gran público, pero el que aprecie más allá de un ligero interés la obra de Giménez ahí tiene los tomos de Glenat.
    La edición de los Trabajos de Hércules, sí señor, un excelente ejemplo de edición de clásicos, pero me temo que ese tebeo no es de ventas masivas.

  14. Cuenta Calatayud que se encontró con los originales protegidos de los insectos y de la luz. El color estaba aplicado directamente. Se ha escaneado, de modo que siempre podremos volver a disfrutar de esta maravilla de tebeo , y sin las estridencias de la edición de Trinca. Pero desgraciadamente, no ha sucedido lo mismo con Mathai-Dor. Las pruebas en azul, contaba Víctor, las habían perdido, y con ello la posibildad de volver a disfrutar de una obra cuyo color es de lo mejor que recuerdo. ¿Cuales serán las obras que dentro de 100años se conserven? Ahí influirá el azar, no se conservaran solo las mejores. En literatura sucede lo mismo, las obras perdidas con el incendio de la biblioteca de Alejandría es para tirarse de los pelos.

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