Reproducción por mitosis y otras historias, de Shintaro Kago.

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Por muchos tebeos que lea uno, siempre se va a seguir encontrando, afortunadamente, con autores y obras que le vuelven del revés y le dejan chiflado y obsesionado durante días, meses o vidas enteras. Como me ha pasado a mí con Shintaro Kago y Reproducción por mitosis y otras historias.

            Hay tanto que comentar sobre este manga que no sé muy bien por dónde empezar. Quizás por lo más obvio: que Kago es un historietista de extremos. Vamos, más que estar en el extremo, lo sobrepasa por varios cuerpos. Nunca había visto un sexo tan enfermizo, una escatología tan meticulosa, premeditada y repugnante. No me tengo precisamente por alguien de estómago débil; es muy complicado que me encuentre algo, escrito o dibujado, que me genere un asco que no pueda soportar. Sin embargo, «Atasco» ha sido lo que más cerca ha estado de hacerlo. No voy a decir que no es una historia para todo el mundo porque sería una tontería: lo que se muestra en esas páginas no es para nadie, en realidad. Y al mismo tiempo es para todos, porque su violencia visual y su fijación coprófila cumplen un cometido ingrato pero necesario: alguien tiene que llevarnos a ese territorio de nuestra mente al que nos aterroriza asomarnos, porque sabemos que en el fondo de nosotros hay cosas que no van a gustarnos. Por supuesto, sólo el que esté dispuesto a hacer ese viaje encontrará acomodo en las propuestas de Kago. Entendería perfectamente que a alguien le pudiera el asco, aunque en sus historias, y ya no hablo estrictamente de «Atasco», las imágenes gore o pornográficas son vehículo para reflexiones en realidad más incómodas y difíciles de asumir.

            Kago no está solo en esto. Porque su camino es uno de los dos que la ficción puede tomar. La ficción, la fantasía, puede utilizarse como un reto o como un escape. Puede ser escenario de dilemas morales que reproduzcan a otra escala los que nosotros enfrentamos en la realidad, o puede ser refugio para desconectar un rato de nuestro mundo gris, olvidarnos de nuestros problemas y sentirnos reconfortados. No tiene por qué ser una vía mejor que la otra, aunque yo prefiera siempre la primera. Creo que el gran poder de la ficción es precisamente ése: enfrentarnos en un entorno virtual a nuestros miedos como individuos y a las contradicciones sociales. Entendida así la ficción es un lugar de aprendizaje. Y de hecho ésa fue siempre la función del mito.

            Kago parece haber comprendido que esto, que vale para el terreno moral, también debe aplicarse al sexual y al fisiológico. Arrastramos demasiados tabúes relacionados con nuestros cuerpos, impuestos por la cultura en la que nacemos y por la educación que recibimos. Pero basta observar a un niño pequeño, de uno o dos años, para darnos cuenta de que esos tabúes no son naturales, sino que poco a poco abandonamos el goce y la curiosidad que nos provocan nuestras propias excrecencias porque nos enseñan que son vergonzantes y repugnantes. Kago propone, ante eso, una catarsis violenta y masiva, un viaje alucinante que no se soporta si no se dejan a un lado los escrúpulos con los que estamos programados.

            Nuestra visión del mundo se tambalea entera enfrentada a las imágenes extremas de Kago, pero también y quizás sobre todo ante sus experimentos radicales con el lenguaje del cómic. Y aquí voy a hacer un inciso: he observado que suele separarse la faceta experimentadora de Kago de la escatológica, como si fueran dos autores diferentes los que disfrutan por un lado de la exploración del lenguaje del cómic y por otro de las amputaciones, las vísceras y el sexo atípico. Pero en realidad, creo que son partes de lo mismo, y que buscan exactamente el mismo objetivo. Aquí da en el clavo Alberto García cuando escribe que «al tiempo que pone de manifiesto el artificio en su obra, Kago señala el artificio de nuestro propio entorno». La experimentación con la que subraya el medio en el que trabaja no es un ejercicio vacuo, sino que al derrumbar sus viñetas y retorcer hasta la degeneración los mecanismos narrativos, por metáfora nos está enfrentando a la ruina de nuestra propia realidad. Y eso se puede hacer estructural y abstractamente, a través de lo formal, o se puede abordar desde lo conceptual y lo concreto. Desde el sistema social invisible o desde la carne finita y pesada.

            Por esto creo yo que Kago siempre pone un poco de cada cosa en sus historias. Siempre hay ruptura de las normas narrativas igual que las hay de las morales, en alguna medida. En «Reproducción por mitosis» la protagonista es una viñeta consciente de serlo que habla al lector y, sintiéndose sola, genera nuevas viñetas, que a su vez generan otras, de forma que al final leemos varias historias paralelas que se cruzan, que llegan a callejones sin salida y que degeneran en lo formal y en lo argumental. Pero esa historia o historias giran en torno al sexo enfermizo y a las operaciones quirúrgicas insanas no por casualidad o por capricho obseso de Kago, sino porque es imprescindible para transmitir la decadencia a todos los niveles. Si su intención hubiera sido simplemente la pirueta del lenguaje de la historieta, el contenido del relato habría sido indiferente, podría haber sido otro menos depravado.

            Algo parecido sucede en «Génesis ciudadana», donde las viñetas son edificios tridimensionales que giran y mutan hasta acabar y donde las imágenes sexuales se retuercen y conforman un universo lleno de falos y vulvas surrealista. En el fondo, lo que vemos en esta historieta surge de una idea básica: convertir en diegéticos los elementos extradiegéticos del cómic. Aquí son los marcos de las viñetas y los bocadillos; en «Más allá de la memoria» las viñetas anteriores quedan flotando en el aire, junto a sus protagonistas, de forma que cualquiera puede ver su pasado. En «Blow up» las viñetas son cada vez más pequeñas, hasta convertirse en diminutos puntos que, como píxeles, forman de nuevo la primera imagen de la historia. Y en «Precauciones innecesarias», su experimento más arriesgado, sobre el mismo collage de imágenes superpone dos plantillas de viñetas, siempre de dos por tres, en posiciones ligeramente diferentes, de forma que se cuentan dos historias distintas.

            Sobre todo esto sobrevuela siempre Chris Ware, claro, esa sombra cada vez más inevitable y que, incomensurable, amenaza con taparnos todo lo demás. Los experimentos de Kago tienen algunos puntos en común con los de Ware, aunque éste me parece más interesado en descomponer la realidad y profundizar en el proceso perceptivo, mientras que lo de Kago va por otros derroteros más… morales, por decirlo de alguna forma.

            Aún hay espacio en Reproducción por mitosis y otras historias para una historia humorística divertidísima: «Creación ante la estación», u otras que parecen menores ante el brillo de las que mencionaba arriba pero que tienen su interés, como «Síndrome labio-bucal contagioso» o «Adhesión ante la estación».

            Aunque se había publicado alguna cosa aislada de Shintaro Kago, este tomo puede considerarse su puesta de largo en España, y su publicación tenemos que celebrarla como un acontecimiento grande: Kago lo es también, y, dado que ya se anuncian novedades para dentro de poco, 2012 bien podrá recordarse como su año. La edición por parte de EDT es excelente y además barata. Y por supuesto, no puedo terminar sin quitarme el sombrero virtual ante la impresionante labor que ha llevado a cabo en la traducción Marc Bernabé. Yo no sé japonés, pero sí sé cuándo un texto suena natural en castellano y cuándo un cómic supone una tortura para el traductor, y sin duda éste lo ha sido, concretamente «Precauciones innecesarias», donde la adaptación de los textos es un trabajo infernal.

Lo bueno además es que uno hace memoria y es impresionante la nómina de autores japoneses que se apartan del tópico que lleva imperando aquí desde los noventa y que hemos podido conocer en los últimos cinco o seis años… y que son aún una ínfima parte de lo que hay. Pero hoy hablamos de Reproducción por mitosis y otras historias: leedlo, enfrentaos a él, y saldréis transformados de la experiencia para siempre. 


3 respuestas a “Reproducción por mitosis y otras historias, de Shintaro Kago.

  1. No veo la hora de tener el libro entre mis manos!

    En cuanto a lo que dices, que las experimentaciones formales y el contenido repugnante son partes del mismo objtivo artistico… puede ser.
    Sin embargo, pensandolo un poco, esa separacion que suele darse con cierta naturalidad al hablar de Kago, referida a «historietas experimentales» e «historietas repugnantes» sucede por un proceso que se da en casi todos los lectores tambien con naturalidad, aunque no sea una clasificacion fiel al fundamento artistico de Kago. Esa clasificasion se da porque uno separa las historietas en «las que son repugnantes pero valen la pena por su atrevimiento formal»
    y «las que solo son repugnantes».

    Lo cierto es que si Kago no hiciera con el lenguaje del comic las maravillas que hace, si su imaginacion para experimentar no fuera tan basta y osada, no lo leeriamos. Es su grandisimo talento el que nos «obliga» a soportar tanta escena horrible, que nadie toleraria en otras circunstancias.

    Porque mangakas que dibujan cosas aberrantes hay unos cuantos mas. Kago vale la pena a pesar del gore extralimitado, pero vale la pena preguntarse si ese nivel de aberracion es ralemete necesario para expresar lo que quiere como vos o Tio Berni plantean.

    De hecho hay una constante: las historietas con mayores hallazgos a nivel lnguaje son gore, pero ni de lejos, son las mas repugnantes. Las historietas mas repugnantes nunca son las mas experimentales.

    Por lo tanto no descarto la posiblilidad de que el gore mas extremo se el costado mas «comercial» de Kago.

    No sé, tengo que investigar mas en su obra. Pero hay un nivel de gore que no creo que sea ni bueno, ni recomendable, ni util, ni artistico, ni una mierda…. hay cosas que son aberrantes y que mejor no consumirlas, como una pelicula snuff.

    No hay que caer en la trampa de creer que toda la mierda de Kago tiene un fundamento filosofico o artistico para defender por el hecho de que tiene historietas completamente geniales. Creo que Kago es ambas cosas: genialidad desmesurada y abyeccion toxica. Afortunadamente, ambos aspectos aparecen mas bien separados en su obra.

    saludos

    PD: EDT con Kago, Maruo, Takemizu Samurai, Mochizuki, y ahora ficharon a Usamaro Furuya y a Shotaro Ishinomori!!!!
    Brindo por Jaon Navarro!!!

  2. vuelvo porque no se si me termino de explicar…

    Lo importante distintivo y significativo, en otras palabras, lo fundamental en la obra de Kago es la experimentacion, es el plus que lo aleja del resto y la razon que lo vuelve valioso como autor…

    Si el kid de la cuestion fuera el gore ¿porque no estamos leyendo libros de Uzagi Waita?… el gore es secundario en la obra de Kago.

    Dado lo impresionante que resulta, es dificil eludir el gore en un analisis de Kago, pero no nos confundamos: no es lo importante.

    Si hiciera historias formalmente igual de imaginativas con imagenes de ositos cariñosos y pequeños ponys probablemente Kago estaria en el mismo lugar que hoy: siendo admirado por nosotros.

    En esa pequeña entrevista que habian enlazado en entrecomics alguna vez Kago dice algunas cosas que le aportan verosimilitud a mi apreciacion de su obra. Les dejo el link al original:

    http://www.vice.com/es/read/shintaro-kago-shit-gold-v2n2

    saludos

  3. Bueno, claro, mi opinión sobre Kago y su obra de momento está condicionada por el hecho de que sólo he leído esta recopilación; igual futuras lecturas me hacen cambiar de parecer.
    De todas formas, en cuanto a la función de la escatología o el gore en su obra sí creo que la tiene más allá de escandalizar o atraer a compradores morbosos, pero creo que en esto no nos pondríamos de acuerdo nunca.

    Un saludo.

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