¿Eres mi madre?, de Alison Bechdel.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Acabo de terminar hace unos días de leer ¿Eres mi madre?, de Alison Bechdel, con un poco de retraso, ya que salió en 2012, pero, oye, no puede uno leer todo a los dos días de salir. De Bechdel, claro, leí en su momento Fun Home, y me pareció excelente, aunque más allá de esa buena sensación la verdad es que la tengo un poco olvidada, y no he querido releerla para escribir esto, porque tengo la sensación de que ¿Eres mi madre? se ha comparado demasiado con su predecesora, y prefiero evitar lo que, seguramente, es inevitable si se tiene fresca.

En ¿Eres mi madre? Bechdel lidia con numerosas cuestiones, aunque el punto de arranque creo que es el conflicto que genera la realización de su anterior novela gráfica, lo cual es significativo, porque Fun Home surgía precisamente como intento de solucionar una tensión. La vida es así a veces, y las soluciones se pueden convertir en problemas con bastante facilidad. Bechdel, además, tiene una personalidad propensa a darle vueltas a las cosas: necesita saber por qué piensa y siente como lo hace y las relaciones familiares son para ella algo esencial, que forma a la persona por completo. Y por eso quiere comprenderlas. Así que este libro pretende contar cómo fue la relación con su madre mientras se realizaba Fun Home, que exponía una serie de cuestiones familiares con las que su progenitora nunca se había terminado de sentir cómoda: la homosexualidad oculta de su marido y su probable suicidio. Para explicar eso y reconciliarse, Bechdel tiene que profundizar en la relación con su madre, pero también en su propia psique, que intenta sanar a través del psicoanálisis, centro, finalmente, de ¿Eres mi madre?

Personalmente, le pongo demasiadas objecciones al psicoanálisis como terapia, y a la manera en la que interpreta los sueños, dota de valor simbólico a los acontecimientos y explica las proyecciones del subconsciente, y especialmente con su visión de la infancia. En algunos momentos Bechdel roza la parapsicología al sugerir una conexión entre un golpe en la frente y el tercer ojo. Pero eso no significa que ¿Eres mi madre? no me haya resultado interesante, al contrario; aunque no siempre estaba de acuerdo con las conclusiones de Bechdel o sus terapeutas, el proceso sugiere reflexiones propias, y me ha hecho pensar mucho sobre mí mismo y mis circunstancias. Creo que eso, por sí solo, ya es un valor a tener en cuenta, porque no sucede a menudo. Quizás por eso no he perdido el interés en ningún momento y la densidad indudable del libro no me ha afectado. Porque, sí, es un cómic denso, pero no me parece que eso sea un problema siempre. Hay temas que requieren cierta densidad, y no dársela puede terminar produciendo obras superficiales, insuficientes. A veces tengo la sensación de que se le pide al cómic que sea ligero sin tener en cuenta el tipo de obra, y que no se cae en que, en realidad, la densidad no es cuestión de cantidad, sino de calidad. Dicho de otro modo, que no es cosa del cuánto, sino del cómo.

Por supuesto, incluso estando de acuerdo en esto, uno puede considerar que ¿Eres mi madre? se pasa. Yo creo que no, que la habilidad de Bechdel como historietista salva el resultado final con creces. Es un cómic exigente con el lector, que requiere no sólo atención y un estado de ánimo adecuado, sino también interés en el tema. No es completamente hermético pero tampoco accesible, precisamente. Pero si el tema interesa, no es aburrido, ni mucho menos. Bechdel no sólo mide muy bien el ritmo, sino que vertebra el relato en cuatro ejes principales que ir intercalando: las conversaciones con su madre por teléfono, sus sesiones de psicoterapia, los recuerdos de su infancia y adolescencia y las secuencias del trabajo del psicoanalista infantil D.W. Winicott, principal fuente teórica de Bechdel. A esto habría que sumarle los sueños que dibuja al inicio de cada capítulo, que intenta explicar mediante el psicoanálisis. Por momentos, el hilo de la argumentación de Bechdel, aunque lo aplique a su caso, se acerca a la estructura del ensayo: reproduce dibujando fragmentos de libros de Winicott —sobre todo, aunque también hay bastante de Virginia Woolf— a modo de cita, y aporta no sólo sus experiencia, sino también sus conclusiones. Porque ella no se ha limitado a someterse al psicoanálisis, sino que lo ha estudiado a conciencia, para tratar de entender cómo funciona y, de alguna forma, ser parte activa en su sanación. A este respecto, podría ser censurable que Bechdel no aporte ninguna mirada crítica sobre el psicoanálisis, pero es respetable, dado que, al fin y al cabo, esto no es un libro científico. Ella ha escogido un camino y lo sigue, y no pretende convencer a nadie de su validez.

Cuando uno se expone a sí mismo y a sus seres queridos en una obra, siempre se corren riesgos y se puede caer en la tentación de protegerse. Sin embargo ¿Eres mi madre? no provoca nunca esa sensación, al contrario: la impresión que deja es de transparencia y honradez total, hasta puntos que generan conflicto con su madre. Bechdel la cita repitiendo sin ambages sus duras opiniones: «Alison me está destrozando la vida». En el fondo, es una búsqueda por momentos desesperada por encontrar respuestas a sus propios problemas, aunque éstos impliquen a la madre y su bienestar también sea importante. Bechdel necesita saber la fuente de sus males para curarse, para poder dejarlos atrás, y ese proceso resulta apasionante desde un punto de vista intelectual, pero también desde el lado puramente emocional. Los aspectos, digamos, teóricos del cómic más que alejarme emocionalmente han reforzado mi implicación.

Tampoco podemos olvidarnos de lo buena dibujante que es Bechdel. Secuencia perfectamente la acción, y la disposición de las viñetas en la página varía con frecuencia. Recrea verazmente los ambientes de las diferentes épocas que plasma, y, sobre todo, tiene una habilidad especial para el dibujo de la emoción humana. Sus rostros están llenos de vida y se deforman por el cansancio, la ira o la tristeza de manera real. La gente no está siempre guapa y tiene buena cara. Es algo que parece fácil pero que, en la práctica, casi siempre resulta difícil, y que en este caso tiene una incidencia crucial en la recepción de la información por parte del lector.

Incluso aunque fuera una obra fallida —que no creo que lo sea— cómics como ¿Eres mi madre? hay que valorarlos siempre, porque se lanzan a terrenos bastante inexplorados en el medio. El trabajo de Bechdel no tiene demasiados referentes en él, aunque sí los tiene en la literatura —y se nota—. Es un tebeo muy ambicioso que trata de muchos temas y que, aunque aborda la relación madre hija como quizás nunca antes se ha contado en un tebeo, también es una poderosa epopeya del yo, con todo lo que eso conlleva.


4 respuestas a “¿Eres mi madre?, de Alison Bechdel.

  1. yo no pude, lo siento… y no por ello deja de parecerme interesante y defendible… pero lo dejé cuando me quedaba un tercio de lectura… sencillamente, la parafernalia me alejaba de la historia, no conseguí empatizar con la narradora… y, en un libro así, quedarse fuera es lo peor que puede pasarle.. al lector y al libro, creo…

  2. Me sumo a los que no pudieron jajajaja. Es un buen ladrillazo si señor. Eso si, demuestra las capacidades del comic para ofrecer también buenos ladrillazos muy bien dibujados. Y nos tenemos que acostumbrar a eso; no todos los comics son para cualquiera y eso es bueno o no?. Ya no es exclusivamente un medio de masas para el entretenimiento eso es evidente y este es quizás el mejor de los ejemplos. Eso si después de una lectura de este tipo conviene volver a Tintín, mafalda o Calvín y Hobbes por ejemplo.

  3. Calvin y Hobbes tampoco es para todos y es mucho mas profundo de lo que aparenta. Estoy escribiendo una entrevista del «Are you my mother?» ahora mismo. Es dura y como todo lo que es duro no es para todos, No todos tienen c………..es para profundizar 🙂 Saludos Espana.

Replica a MIguel Cancelar la respuesta