Supercómic: Season Finale.

Como he ido improvisando mucho con esta serie de artículos, al final el contenido de este último es sencillo: aquellas cosas que me he ido dejando por el camino.

Quiero empezar con el capítulo de Castro Flórez, «“… yo soy Pagliacci”. [el (presunto) sacrificio superheroico y la “mentira” (fundadora) social]. Si me he dejado para el final este artículo de maravilloso título rompecabezas ha sido por un motivo: he necesitado leerlo dos veces para valorarlo. La segunda, tomando notas, con el ordenador delante para hacer búsquedas y mucha atención. Es, con diferencia, el ensayo más duro, el que menos concesiones hace al lector. Es un texto académico en el sentido más estricto, lleno de citas y profusas notas, de estructura circular intrincada y compleja. «… como en el potlatch que invierte la mimesis de apropiación en mimesis de renuncia…» escribe Castro a las pocas páginas de empezar, por ejemplo, dejando claro que su artículo no es país para viejos. Y me parece bien que así sea, como excepción a la norma del libro. Encontrarse con un desafío así viene bien, aunque, desde luego, sea duro superar la barrera que él mismo, conscientemente, antepone. Pero una vez que lo he logrado, me he encontrado con un artículo lleno de razonamientos brillantes y un nivel de conocimientos abrumador, pero que articula con sentido. Sigue sobre todo a René Girard —de ahí lo de las mimesis— para explicar el concepto de sacrificio en los mitos fundadores, el chivo expiatorio, la violencia como motor de la historia y forma de implantar el orden, la paranoia de la sociedad y la virtualidad. Es un texto de filosofía y sociología puras y duras, que parte de ellas y emplea el cómic, sobre todo el americano, para ejemplificar y explicar sus tesis. Se complementa muy bien con el artículo de Pepo Pérez, al que de hecho cita varias veces en su recorrido por Watchmen, The Ultimates y, sobre todo, los cómics de Frank Miller, que sabe mucho de violencia y sacrificios rituales. Castro Flórez se vende caro, y es el que más exige de todos los colaboradores de Supercómic, pero la lucha compensa. Yo me alegro mucho de haber insistido, por lo menos.

Voy a saltar ahora a las primeras páginas del libro para subrayar el enorme lujo que supone encontrarse en ellas a Eddie Campbell. Campbell creo que es uno de los autores de cómic más importantes de los últimos treinta años, aunque siempre tengo la sensación de que lo hemos infravalorado un poco. Tiene además una relación especial con España, a la que ha visitado varias veces, y cuya escena de cómic ha llamado su atención hasta el punto de dedicarle una serie de entradas en su blog hace unos años. Así que tenía todo el sentido del mundo que si un autor de cómic extranjero debía estar en la antología, fuera él. Y no sólo por esa relación, sino también porque Campbell estudia y reflexiona sobre el medio, en un ejercicio teórico totalmente unido a su trabajo como historietista. Por eso escribe un texto, «La autobiografía en el cómic. Una muy breve introducción a un tema muy extenso, visto desde una bicicleta en marcha», en el que ofrece un recorrido rápido pero certero por el género, desde el seminal Binky Brown conoce a la virgen María de Justin Green hasta novelistas gráficos actuales como Craig Thompson, explicando las claves del cambio en la manera de afrontarlo, y haciendo hincapié en su valor como testimonio confesional. Lo hace con un tono ligero y con su fino humor de siempre, pero con la inteligencia que podía esperarse del autor de Alec. Su presencia junto a la de David M. Ball y, en cierta forma, Ana Merino —vinculada desde hace años a una universidad americana— añade a Supercómic un carácter internacional que enriquece su ya de por sí amplia pluralidad de puntos de vista.

También ayuda a esto la entrevista que mantiene Alberto García Marcos con Emmanuel Guibert, uno de los nombres clave de la nouvelle BD. A García lo considero un entrevistador fantástico, quizás el mejor que tenemos entrevistando a autores de cómic. No sólo se prepara a conciencia las entrevistas sino que sabe huir de tópicos e ir a las claves del trabajo de los autores, sacándoles información interesante sin forzar las cosas, manteniendo una conversación más que aplicando un cuestionario. La entrevista con Guibert no es una excepción. Indaga en el grupo de autores que surgió alrededor de La Asociación y en la naturaleza del trabajo de Guibert, vinculado al periodismo gráfico y a las experiencias de otros, capturando las claves del mismo y, por extensión, de la naturaleza moderna del cómic. «Cada vez hay más y más lectores que dicen que no son lectores habituales de cómic pero que van probando en función de los temas que les interesan», dice Guibert, y yo creo que algo tan sencillo y real como eso explica muchísimas cosas.

Por último, queda el artefacto más extraño de Supercómic: el cómic que dibujan a cuatro manos Max y Mireia Pérez, que es al mismo tiempo algo muy lógico: si se están ofreciendo ensayos sobre cómic que demuestran su potencial, hay que incluir también un cómic que sea ensayo. No es una idea nueva, por supuesto, pero quizás sí sea para muchos la primera vez que lo vean. Los autores escogidos para ello son muy significativos: Max es el autor clave de los últimos treinta años en España y además tiene una proyección internacional incuestionable. Además, ha sabido entender cada época que le ha tocado vivir, sin dejar de ser referente en cada una de ellas. Mireia Pérez, por su parte, representa perfectamente a la penúltima generación de autores que han surgido a la luz de la novela gráfica y que no concibe el cómic como producto industrial, sino como expresión autoral. La libertad que Max tuvo que defender conscientemente gran parte de su carrera es para Pérez un punto de partida natural, incuestionable. Y en ese choque de las dos concepciones está lo más interesante de su historieta: «¿Vanguardia? ¡¿Te crees que en la vanguardia vale todo, ¿no?! ¡¿Te crees que la vanguardia es el capricho del día?!», le espeta Max a Mireia en un momento determinado. Aunque, en realidad, no es que pertenezcan a esferas o corrientes diferentes. Más bien se han encontrado en el camino.

Y, en fin, esto es Supercómic. Mutaciones de la novela gráfica contemporánea. A estas alturas no voy a repetir lo mucho que me ha gustado el libro, claro, porque de otro modo no le habría dedicado cuatro entradas. Es un libro de hoy, que habla del cómic desde una concepción actual, pero que no desdeña el pasado ni el cómic entendido de una manera tradicional. De los clásicos de Bruguera a Shintaro Kago se operan una serie de cambios cruciales, pero al mismo tiempo se mantienen las señas de identidad del medio. Todo sigue consistiendo, en esencia, en un ser humano, un papel y un lápiz. Y sin embargo, casi todo lo demás ha cambiado. De verdad, el que no quiera darse cuenta de que no tiene nada que ver cómo trabajaban Escobar en Bruguera o Jack Kirby en Marvel con el modo de funcionar de Joann Sfar o Chris Ware, es porque no quiere. Basta echar un vistazo a Marvel Comics. La historia jamás contada, otro libro que ha aparecido hace poco y del que espero hablar en breve, para darse cuenta de que la industria del cómic hablaba de cualquier cosa menos de arte. Han cambiado muchas cosas, y también, como escribí en el primer post, han cambiado en la manera de afrontar la crítica y la teoría sobre cómic. Este libro es consecuencia y al mismo tiempo causa de ese cambio, y espero sinceramente que haya a partir de ahora muchos más en esta línea. Creo que sí, que vamos en el camino correcto. Cada vez se publican más libros teóricos y mejores. Y eso es necesario, no es un mero accesorio del medio ni un entretenimiento de sesudos señores que no tienen nada mejor que hacer. Así que creo que para terminar voy a citar lo que dijo en una entrevista reciente el propio Santiago García, coordinador del libro: «El cómic no se puede entender como objeto artístico si no tiene discursos en torno a él que lo expliquen. Y al mismo tiempo, esos discursos generan nuevos planteamientos en la práctica del arte. El cómic ha vivido de espaldas a esta dinámica, pero está entrando en un periodo en que articularse y debatir empieza a ser necesario». Y en eso estamos.

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2 respuestas a “Supercómic: Season Finale.

  1. Mi más sincera enhorabuena Gerardo por estas cuatro entradas tan fantásticas. Ya le tenía unas ganas enormes al libro antes de leerte pero ahora aún le tengo más. Has hecho un trabajo fabuloso reflexionando sobre Supercómic, tanto que te has convertido en el anexo perfecto al libro. Espero que te fichen para la continuación.

    Un saludo.

    1. Gracias, Doc Ender. He intentado responder al libro y entablar un diálogo con él, porque creo que una de las funciones de este tipo de textos es establecer debate. Ojalá que no decaiga y que sigamos hablando de él.

      Un saludo.

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