2014: Lo mejor de lo mejor.

Otro año que se acaba —rancio fact—, y otro año que me apetece dar un repaso rápido de los cómics que he leído que más me han gustado. No va a ser tan exhaustiva como la de 2013 porque he leído mucho, más incluso que el año pasado, y ha habido muchas cosas que me han resultado interesantes o gustado, pero no tantas que me hayan gustado de verdad. Para ver una lista completa ya están las reseñas que he ido escribiendo durante todo 2014, pero aquí esta vez prefiero ser más breve.

Lo primero que tengo que decir es que aunque no tengo cifras, pienso que se ha publicado muchísimo. Hace años que el volumen de novedades anuales es simplemente inabarcable por una sola persona, de modo que esta lista sólo puede ser estrictamente personal. Me he sentido, ésa es la verdad, relativamente desbordado en algunos puntos del año, en los que no daba abasto. Y eso que de haber tenido posibilidades económicas habría leido más. Se publica muchísimo, seguramente demasiado. Y me pregunto si hay mercado para tanto producto que va destinado al mismo nicho. Pero son preguntas retóricas, sin cifras serias de ventas y facturación, así que no le doy más vueltas. Se publica lo que se publica, y así hay donde elegir, aunque este año he tenido la sensación de que se está empezando a dar cierta homogeneización. Al menos a ciertos niveles. No lo sé, en realidad, digo esto sin racionalizarlo mucho, es una impresión para poner en el frigorífico un tiempo y ver qué va pasando. Todavía hay mucha variedad y experimentación, pero de alguna forma creo que se va quedando cada vez más en los márgenes del sistema. Veo mucho cómic de aventuras o de género muy estandarizado, mucho humor referencial y costumbrista, mucha novela gráfica sin riesgo… Bueno, igual es cosa puntual de este año, o igual la crisis hace que se vaya a lo seguro y se siga publicando cada vez más —que es, de hecho, la manera en la que la industria editorial suele afrontar las crisis, y tiene lógica, aunque sea perversa—. O igual son mis gustos, que van cambiando. Por otro lado, veo la autoedición y la microedición cada vez más entusiasta y potente. O kamikaze, según se mire. Pero eso es genial. Cada vez estoy más atento a ese tipo de iniciativas porque pienso que hay mucha creatividad ahí, y muchas ganas de hacer cosas de maneras diferentes. Mientras esos circuitos funcionen —y cada vez hay más eventos donde pueden hacerlo— sé que esto seguirá en marcha.

Por otro lado, lo natural y lógico es que una gran mayoría de lo que se publique no me interese. Le pasa a cualquier lector, aunque a veces parece que algunos consideran que absolutamente todo lo que se publica debería estar pensado y dirigido al «fandom», y cualquier cosa que no les interese es proscrita. Lo vimos con Culto Charles, que provocó una polemiquita donde más de uno se retrató. Pero en realidad ya digo que lo normal es que muchas cosas no interesen, y eso se aplica también al crítico. Hemos trabajado demasiado tiempo bajo la falsa premisa —en mi opinión— de que al experto en cómic le tienen que interesar por igual todos los cómics y tiene que hablar de todos ellos. No es algo que suceda en literatura, por ejemplo, ni por asomo. La mayor amplitud de corrientes y temáticas debería llevarnos a una especialización de la crítica: no veo por qué alguien interesado en novela gráfica contemporánea debería sentirse obligado a hablar de Los pitufos o de Pulgarcito, por ejemplo. Aunque por supuesto cada uno es libre de hacer lo que quiera.

En fin, no quiero enrollarme más con estas cosas, aunque es posible que algún día escriba algo má largo y meditado sobre crítica. De momento, vamos con el repaso prometido, si es que hay alguien que siga leyendo después de una página de postergarlo.

 Comentaba el otro día por redes sociales que pienso que ha sido un año un poco extraño en cuanto a cómics extranjeros. 2013 fue un año impresionante, y seguramente irrepetible. Publicaron obras de Guibert, Sfar, Chester Brown, Jaime Hernandez, Seth, Anders Nielsen, Burns, Clowes… Y los que me dejo. En 2014 no hemos tenido tantos nombres incontestables, si bien hay tres, cuatro o cinco cómics que muy claramente destacan sobre los demás.

Empiezo, como no podía ser de otra forma, con Fabricar historias de Chris Ware (Random House / Mondadori). Apareció a principios de año y creo que es el cómic más importante de la década, sin más. No hay otro que haya llegado tan lejos en tantos aspectos como esta caja llena de cómics que reformula en concepto de novela gráfica y revoluciona la narración en imágenes. He visto Fabricar historias en varias listas de lo mejor del año, pero más allá de eso me temo que la repercusión crítica que ha tenido ha sido bastante escasa. Y es algo que me sorprende mucho, porque no me imagino la misma situación con una obra literaria equivalente, por ejemplo. Creo que merece la pena pensar un poco en los motivos de esto, algunos de los cuales me los apuntaron en esa conversación: el alto precio de la obra en su edición en castellano, su complejidad y el hecho de que muchos ya la leímos cuando apareción en inglés. Este último es totalmente cierto, si bien tampoco es que durante 2013 hubiera una avalancha de textos sobre Building Stories. Los dos primeros seguro que también tienen su influencia, y eso me parece más preocupante, porque habla del nivel de la crítica española y del punto en el que está su profesionalización. Me parece triste que el precio de un cómic sea el motivo de que tenga poca repercusión crítica —no mediática, ojo; eso no es exactamente lo mismo—, y me parecería más triste aún que su complejidad fuera el motivo de su ostracismo. Se supone que es con ese tipo de cómics con los que un crítico tiene que echar el resto, los que tiene que ver como un reto a su labor y no como un incómodo compromiso que es mejor evitar. Bueno, no es el momento ni el lugar para hablar de esto, pero queda apuntado para el futuro —y van dos cosas ya.

Voy acelerando, que como me pare tanto con cada uno me tiro escribiendo hasta Nochevieja. No llegan al nivel de Ware, pero Herr Seele y Kamagurka son dos maestros, y su Cowboy Henk, del que Autsaider Comics ha publicado una selección, es una maravilla y una las obras que más he disfrutado este año. La historia larga «Cowboy Henk y los regaladores de caballos» es una obra maestra. Otra de las joyas del año es Arsène Schrauwen, de Olivier Schrauwen, del cual Fulgencio Pimentel ha publicado dos número, además de Mowgli en el espejo y «Grises» dentro de Terry, su antología. Ha sido su año, y se ha confirmado como uno de los mejores autores de la actualidad. El segundo volumen de Baco de Eddie Campbell es fantástico, aún mejor que el primero. Es otro de los grandes olvidados del año, pese a ello. Mi podio lo completa Joann Sfar. Este año se han publicado L’Amour (Fulgencio Pimentel) y Klezmer 4 (Norma Editorial), los dos extraordinarios.

Luego, como decía, hay un buen puñado de cómics buenos o muy buenos, pero que no me parecen, digamos, incontestables o por usar el término sobado, obras maestras. Pero ¿cuántas lo son, cuando el tiempo les pasa por encima? En ese segundo grupo, por parte de los autores americanos tenemos La gran guerra de Joe Sacco (Reservoir Books) y Tiempo de canicas de Beto Hernandez (La Cúpula), ambas fantásticas pero no entre lo mejor de sus autores, para mi gusto, aunque este Hernandez me interese mucho. De otro clásico independiente, Peter Bagge, hemos tenido La mujer rebelde. La historia de Margaret Sanger (La Cúpula), que se ajusta a lo que he comentado para Beto y Sacco: muy buena, pero no de lo mejor de Bagge. Aquel verano de Jillian Tamaki y Mariko Tamaki, publicado por La Cúpula ha sido una sorpresa muy grata. Otro de los mejores cómics que he leído este año no se ha publicado todavía en España: Ant Colony de Michael DeForge. Pero sí que puede leerse una historia corta suya en Terry (Fulgencio Pimentel), donde hay también material de Sammy Harkham. Otra de las sorpresas de 2014, porque sus cómics estaban inéditos en España, ha sido el maravilloso Hechizo total (Fulgencio Pimentel) de Simon Hanselmann, al que incluyo aquí por ser anglosajón, pero que es realmente australiano.

Dentro del material de género, superhéroes y afines, ha habido varias cosas interesantes. He disfrutado mucho con The Private Eye (Panel Syndicate) de Brian K. Vaughan y Marcos Martín, Bella muerte (Astiberri) de Kelly Sue DeConnick y Emma Ríos y Prophet (Aleta) de Brandom Graham y otros. Dentro de Marvel, hemos leído los segundos tomos de Capitana Marvel (Panini) de DeConnick y varios dibujantes y también de Ojo de Halcón (Panini) de Matt Fraction y David Aja, serie que sigue siendo excelente a pesar de que se ha generado cierto caos con las colaboraciones de otros autores y el orden de lectura. El segundo de FF (Panini), de los hermanos Allred, es también fantástico, una locura. He leído varias series más de Marvel que me han gustado, pero he quedado en no hacer esto interminable: aquí podéis leer unas cuantas cosas más que escribí en su momento sobre esto.

De Latinoamérica han llegado un par de obras muy interesantes, de la mano de Ediciones Valientes de Martín López Lam. El tebeo que más me ha gustado de los que ha publicado este año es Traducciones, de Inés Estrada. Caballos muertos permanecen a un lado de la carretera de Pedro Franz también es excelente.

Por el lado europeo, tengo una sensación parecida: buenos cómics, casi ninguno rotundo. En parte porque algunos son obras de autores jóvenes muy prometedores, pero con camino por recorrer. Lo cual, por supuesto, es muy interesante, no tiene nada de malo y es otro tipo de novedad que me hace especialmente feliz. Ha habido nueva entrega de Ralph Azham (Norma Editorial) de Lewis Trondheim y la conclusión de Aama (Astiberri) de Frederik Peeters, pero como decía lo más interesante son los debús: Habitaciones íntimas (Bang Ediciones) de Cristina Spanó y Planeta Tierra (La Cúpula) de Aisha Franz no aparecerán en muchas listas, pero merecen mucha más atención de la que han recibido. Entre los autores veteranos y reconocidos, lo mejor para mí ha sido el regreso al cómic del italiano Gipi, Unahistoria (Salamandra Graphic), Cuadernos rusos (Salamandra Graphic) de Igort y El gato perdido (Astiberri) de Jason. Los tres son de lo mejor de la obra de sus autores.

Un año más me queda la sensación de que no leo tanta BD como debería, y seguro que me he dejado por el camino cosas interesantes, aunque tampoco os voy a engañar: estoy bastante seguro de que hay muchos cómics francobelgas de línea muy clásica que no me dirían demasiado. Respecto al manga, me pasa algo parecido: como en 2013, me he quedado con ganas de leer varias cosas que me llaman mucho la atención. Oldboy, por ejemplo, o I am a hero, Las vacaciones de Jesús y Buda, Black Paradox… Algún día. Mientras tanto, sí puedo recomendar los dos tomos autoconclusivos de Osamu Tezuka que se han publicado: La canción de Apolo (ECC) y sobre todo Alabaster (Astiberri); otro manga excelente es obra de Shintaro Kago: Cuadernos de masacres. Los extraños incidentes de Tengai (EDT).

Pero, mientras todos estos cómics se iban publicando, ¿qué pasaba con los autores españoles que publican directamente su obra en España? Ha sido un año con un gran volumen de novedades, en el que seguramente he leído más cómic español que en ningún otro, y eso que tengo aún pendientes varias cosas. Ha habido calidad, cierta variedad de formatos y muchas iniciativas al margen de las editoriales ya establecidas. El año pasado fue bastante potente y, sobre todo en el último tramo, aparecieron un buen puñado de cómics de los que podemos decir que son imprescindibles. En éste se ha publicado mucho material interesante, prometedor o ambas cosas. Hay bastantes cómics que he leído muy buenos, pero hay menos imprescindibles que el año pasado. Pese a ello, creo que ha sido un gran año también.

Mi podio particular lo componen tres obras. Fútbol. La novela gráfica (Astiberri) y Las meninas (Astiberri) comparten guionista, Santiago García, y su dibujo corre a cargo de Pablo Ríos y Javier Olivares respectivamente. Son los dos cómics españoles más apasionantes, sugerentes e incluso desafiantes hacia mi labor de crítico que he leído este año, sin más. Obras verdaderamente adultas que tratan temas adultos, que hablan del arte, del ser humano y de la realidad y la ficción. Son además cómics apasionados, que derrochan sinceridad. Y eso, creedme, no es algo que haya visto en muchos tebeos de los que he leído este año, incluso en varios que me han gustado. Tengo que decir además que me apena la poca repercusión crítica que ha tenido Fútbol, porque no lo considero inferior a Las meninas; sólo diferente en su enfoque y objetivos. Pero no quiero volver a ese tema ahora. El podio lo completa un pequeño tebeo grapado y autoeditado: Hot Metal, de Gabriel Corbera. Es alucinante, un cómic que no puedo parar de releer, visualmente inmenso y emocionalmente devastador. Corbera se ha terminado de convertir este año en uno de mis autores favoritos, de ahora y de siempre. También ha publicado otra maravilla, su cómic más largo por el momento, Days Longer Than Long Pork Sausages (Spaceface Books) pero yo me quedo con Hot Metal.

El humor adulto ha sido siempre un sector muy importante del cómic español, y este año creo que buena parte de lo mejor que se ha publicado puede encuadrarse en él, aunque sean obras muy distintas. Tengo hambre (¡Caramba!) de Santiago García y Manel Fontdevila, El fin del mundo (¡Caramba!) del mismo García y Javier Peinado, Ranciofacts (¡Caramba!) de Pedro Vera y Nosotros llegamos primero (Autsaider Cómics) de Furillo son algunos de los que más he disfrutado, sobre todo por su elemento de crítica social, irrenunciable hoy en día. Y hablando de eso, llego a Orgullo y Satisfacción, la revista digital autoeditada que pusieron en marcha cerca de una veintena de dibujantes que dejaron de colaborar con El Jueves por el veto de la empresa propietaria a una portada aprobada en el consejo editorial. Han visto la luz ya cinco números y un especial para suscriptores, y cualitativamente no admite comparación posible: los mejores dibujantes humorísticos españoles están ahí. Pero además era algo muy necesario en nuestro mercado, a muchos niveles.

Por terminar con el capítulo del humor, quiero mencionar Silvio José, enamorado (Astiberri) del gran Paco Alcázar, que supone el final de una de las mejores sagas del tebeo español reciente, y Demasiada pasión por lo suyo (Blackie Books), el debú de Raúl Cimas en el cómic.

Más novelas gráficas potentes por un motivo u otro: Versus (Entrecomics Comics) de Luis Bustos y Lo primero que me viene a la mente (Astiberri) de Juaco Vizuete son sendos golpes en la mesa dados por dos dibujantes con carrera a sus espaldas que realizan, en ambos casos, sus mejores obras. Kiosco (Dibbuks) es uno de los mejores cómics de Juan Berrio, y Murderabilia (Astiberri) es otro muy buen tebeo de Álvaro Ortiz.

Pero curiosamente algunas de las obras que más me han gustado se han publicado en formatos diferentes al libro. Hay muchos cómics grapados, por ejemplo. Es el caso de los alucinantes … No Option! (Entrecomics Comics) de Pep Pérez o el fantástico tebeo doble de Ana Galvañ y Marc Torices, Trabajo de clase / Nuevos románticos (Apa Apa). Ambos son cómics que, de verdad, no me explico cómo no han obtenido más repercusión. Otros casos, por ser autoediciones de escasa tirada, los entiendo un poco más, aunque eso no significa que no sean excelentes. Una blanda oscuridad (Apa Apa) de Sergi Puyol, La mano del hombre, Europa y el cómic incluido en el disco Montaña Thaisan de Irkus (M) Zeberio, Love thing de Joaquín Guirao y Mitosis! de Pablo Romano son tebeos ilusionantes, fruto del trabajo de una generación nueva de autores libres de muchos prejuicios y muchas cargas del pasado. Verlos crecer es una de las mejores cosas de leer cómics y escribir sobre ellos aquí y ahora.

Ya que estoy con jóvenes, 2014 ha acogido varios debús muy prometedores. El más destacado de ellos quizá sea Inercia (Salamandra Graphic) de Antonio Hitos, que ha sido de alguna forma el equivalente a Papel estrujado de Nadar de 2013. Pero le disputa el puesto Culto Charles (Fulgencio Pimentel) de José Ja Ja Ja,  una maravilla que le ha roto los esquemas a mucha gente. Un poco por debajo sitúo Ikea Dream Makers (Dehavilland) de Cristian Robles.

Y ya que estaba con autoediciones y fanzines varios, unos cuantos de los muchos que he leído este año —más que nunca; estoy enganchadísmo— que me han parecido interesantes y de mucha calidad: Solo perras, donde pueden verse páginas excelentes de, entre otras, Laura San Román Ana Galvañ y Miriam Persand —las dos últimas repiten, por cierto, en la antología Enjambre (Norma Editorial)—, el coral Sex Motel publicado por la gente de Migas Fanthing, el Usted de Esteban Hernández, el especial Heil! De Dramáticas aventuras, Lujo, calma y voluptuosidad de Los Bravú, Chemtrail de Martín López Lam, tanto en su versión web como en papel… Ha habido muchos fanzines desbordantes de talento y descaro,  que certifican el gran momento que vive la autoedición.

Ya que mencionaba en el párrafo anterior la versión web de Chemtrail, aprovecho para dejar constancia de otros webcómics que me han gustado mucho. El primero es más bien un portal que aloja varios de autores españoles, algunos muy buenos: Tik Tok Comics. El segundo es ¡Universo! de Albert Monteys, una pequeña joya que en realidad es una serie abierta que seguro que mejora más aún tras su primer número. Y ambos tengo que sumarles las ilustraciones e historietas que han ido subiendo durante todo el año gente como Joaquín Guirao, Michael Perrinow y Molg H.. La manera en la que comparten su trabajo sólo puede calificarse de generosidad infinita, incluso cuando el contenido de sus tiras hace reventar neuronas a granel.

En fin, voy por la sexta página ya y habíamos quedado en que iba a ser breve. Pero creo que casi he terminado. Sólo quiero dejar constancia, una vez más, de que ésta es una lista personal, fruto de mis lecturas, y que de hecho estoy convencido de que hay varios títulos publicados a finales de este año que habría mencionado de haber podido leerlos. Por ejemplo el Yo, asesino de Antonio Altarriba y Keko, Lo mejor de unas lesbianas de cuidado de Alison Bechdel, EGB vs ESO de Bea Tormo o Las cosas de la vida de Lauzier. Pero, bueno, me parece que van un buen puñado de cosas interesantes en este texto, no os quejaréis. Hala, a seguir leyendo, hasta que aguante el cuerpo.


4 respuestas a “2014: Lo mejor de lo mejor.

  1. Para mis gustos (que no digo que sea objetivamente lo mejor), las tres cosas que más me han agradado son:
    – The Superior Foes of Spider-Man
    – Caballero Luna
    – Prophet

  2. ¡Gracias por vuestros comentarios!
    Ed, lo pensé, pero era muchísimo trabajo, y haber puesto sólo algunas imágenes me parecía que primaba unos títulos sobre otros…

    Álvaro, me gustan mucho los tres títulos que mencionas. A ver si retomo The Superior Foes, que leí sólo hasta el 7 o el 8.

Deja un comentario